23.7.10

Pac-Man: biografía no autorizada


Es muy probable que Pac-Man sea uno de los personajes más populares del mundo, pero son pocos los que conocen su verdadera historia. Para el común de la gente es sólo un videojuego. Para quienes están un poco más adentrados en el tema es un personaje creado por Toru Iwatani, un japonés que en 1980 trabajaba para la empresa Namco. Pero lo llamativo es que todos ellos se equivocan. Pac-Man es un ser real. Tan real como vos, como yo y como Osvaldo Laport.


El descubrimiento

Corría el año 1979. Toru Iwatani, diseñador de videojuegos, se encontraba de vacaciones en la provincia de Córdoba, Argentina. Una noche, mientras recorría un suburbio de Villa Carlos Paz divisó algo que le llamó la atención. Se acercó y dijo “hola”, en un español un poco tosco. “Qué hacés, culiao”, le respondieron. Se trataba de Miguel Pac-Man, un ser solitario, que había sido abandonado por sus padres al nacer. A Toru lo sorprendió la apariencia de ese ser: amarillo, redondo y con una boca más grande que la de Steve Tyler. Inmediatamente se hicieron amigos. Pac-Man le contó a Toru que para vivir se las arreglaba recorriendo las calles en busca de comida. Escuchando esas historias empezó a gestarse una idea que se convertiría en mito.


Miguel Pac-Man recorriendo las calles cordobesas.


Años dulces con trasfondo amargo

A fines de 1979 Pac-Man viajó a Japón con Toru. No le costó abandonar su tierra natal ya que a su pésima situación económica se sumaba una persecución política, producto de su pasado montonero. Inspirado en su amigo, Toru diseñó el famoso juego, que se lanzaría oficialmente en mayo de 1980, resultando un éxito mundial. Por fin la prosperidad, que tantas veces le había sido esquiva, tocaba las puertas de Pac-Man. Sin embargo le resultó difícil asimilar un cambio de vida tan repentino, y comenzó un período de despilfarro y excesos. Todo lo que ganaba lo gastaba en tabaco, prostitutas y fernet importado. Hacia fines de los ´80 la fiebre del juego había pasado y Miguel Pac-Man inició el camino de la debacle. No tenía ahorros y había perdido los derechos de su imagen en una mano de truco. Nuevamente solo y pobre regresó a la ciudad que había visto sus primeros goles con la esperanza de que el menemismo le ofreciera nuevas oportunidades.


El juego que lo lanzó a la fama.


El regreso

Alegre por la vuelta a casa, Pac-Man tenía la intención de renovar su fe. Pero descubrió que sin contactos no se podía acceder a un cargo público. Un viejo amigo del gremio de la contracción le ofreció trabajo. Así fue como en la década del ´90 Pac-Man se desenvolvió como obrero. Ya no tenía una mansión ni podía disfrutar los lujos a los que la fama lo tenía acostumbrado, pero podía pagar el alquiler de una habitación y tener su botellita de fernet debajo de la cama.


En los ´90, obrero de la construcción.


Reinventarse para triunfar

Pac-Man no había podido conseguir un cargo público, pero la década del ´90 le permitió viajar a Miami. Y fueron juntamente las vacaciones de 1999 las que lo relanzaron a la fama. Paseando por las playas del sudeste estadounidense conoció a Bill Gates, quien al verlo le hizo una propuesta millonaria. Por entonces Pac-Man no tenía computadora y desconocía el Windows. Gates lo puso en tema y le explicó que se le había ocurrido una idea. Estaba a punto de lanzar al mercado un servicio de chat llamado Messenger, y la imagen de Pac-Man era perfecta para añadir al producto íconos gráficos que sintetizaran estados de ánimo; lo que luego se conocería como “emoticones”. A partir de entonces, Miguel Pac-Man volvió a ser la estrella que había brillado en los ´80. Parece haber aprendido de los errores del pasado, ya que invirtió parte de su dinero en bienes raíces y hoy vive de la renta y de un porcentaje de los derechos de su imagen. Además encontró el amor y está felizmente casado. Los fantasmas que siempre lo habían persiguido finalmente se esfumaron.

Quizás la generación del ´80 lo recuerde de perfil y las nuevas generaciones, de frente. Sea como sea, Miguel Pac-Man marcó y seguirá marcando la vida de millones de jugadores e internautas.


Miguel Pac-Man y señora, hoy.


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